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Están en cereales, gomas, gelatinas, dulces, chicles, snacks salados y de queso, postres, pasteles, helados, gaseosas, refrescos, jarabes para la tos y otros medicamentos. Los colorantes artificiales derivados del petróleo, como el Rojo No. 3 (eritrosina), Azul No.1, Verde No. 3, Naranja B, Amarillo No. 5 (tartrazina) y otros cuatro aditivos, serán eliminados progresivamente del suministro de alimentos de Estados Unidos por posibles riesgos para la salud. Esta transición de colorantes petroquímicos a naturales amplía una brecha regulatoria en la política alimentaria global y plantea si Colombia seguirá el camino de la precaución o mantendrá el uso de colorantes que ya no se consideran seguros en otros países.

 

Esta decisión se toma de manera preventiva debido a que no es concluyente la relación entre diversas enfermedades y los colorantes artificiales derivados del petróleo. Foto cortesía.




 

Pese a que no tienen ningún beneficio nutricional, algunos aditivos como los colorantes petroquímicos se han usado por décadas para procesar cientos de productos comestibles con el fin de mejorar sus características organolépticas, es decir, esas particularidades que perciben los sentidos, como el sabor, el color, la textura y la consistencia. A través de esa sensación sensorial se busca que los consumidores se sientan atraídos por esas coloraciones.

Los colorantes se clasifican en sustancias naturales y no naturales que se añaden a los comestibles. Para el caso de los colorantes artificiales derivados del petróleo hay una serie de transformaciones químicas para ser consumibles. El petróleo es un producto mineral que tiene unos compuestos que se pueden separar y usar en otras industrias, hay una extracción y una purificación y de allí se obtiene el colorante. Estos cuentan con los permisos correspondientes para ello como muchos otros productos. El tema, específicamente, es hablar acerca del grado de toxicidad que podrían tener los colorantes, explica Jhon Jairo Bejarano Roncancio, profesor del Departamento de Nutrición Humana de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia Sede Bogotá.

“Estos comestibles tienen que oler rico, verse bonitos. Esas características ayudan a que el consumidor pueda identificarse con un producto, una marca, y que la compre permanentemente. Hablo de comestibles porque la mayoría de estos productos, a pesar que están clasificados como alimentos, al analizar su composición nutricional no aportan mucho, por lo tanto, estarían en la categoría de comestibles, que, desde mi perspectiva, son de consumo por ocio que no están destinados para estar en la mesa, por ejemplo, en los tiempos de comida tradicional que tenemos nosotros los colombianos”, enfatiza Jhon Jairo, nutricionista y dietista, especialista en Alimentos y Bebidas y en Psicología del Consumidor.

Un arcoíris de riesgos

Por no ofrecer ningún beneficio nutricional y representar peligros reales y mensurables para la salud y el desarrollo de los niños, el Departamento de Salud y Servicios Humanos y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de los Estados Unidos EE. UU. anunciaron en abril de 2025 una serie de medidas para eliminar gradualmente todos los tintes sintéticos derivados del petróleo del suministro de alimentos del país, a los que estas entidades catalogan como “compuestos tóxicos”.

 

Además de establecer un estándar nacional y un cronograma para que la industria alimentaria haga la transición de colorantes basados en petroquímicos a alternativas naturales, este país inició el proceso para revocar la autorización del uso de los colorantes Rojo Cítrico No. 2 y Naranja B en los próximos meses, así como la eliminación del Rojo No, 3 (eritrosina) antes de enero de 2027 para alimentos y enero de 2028 para medicamentos. Adicional, se trabaja con la industria para eliminar a finales del próximo año los seis colorantes sintéticos restantes: Verde No. 3, Rojo No. 40, Amarillo No. 5, Amarillo No. 6, Azul No. 1 y Azul No. 2.

 

Estas medidas, que muchos nutricionistas y profesionales del área de la salud catalogan como preventivas y no como coercitivas, se dan por diversos hallazgos de una posible relación entre estos aditivos y el cáncer en ratas de laboratorio usadas para estos análisis. “Estos compuestos tóxicos representan peligros reales. Esa era está llegando a su fin. Estamos restaurando la ciencia de referencia, aplicando el sentido común y comenzando a recuperar la confianza del público”, declaró el secretario del HHS, Robert F. Kennedy, Jr.

“Hoy, la FDA solicita a las empresas alimentarias que sustituyan los colorantes petroquímicos por ingredientes naturales para los niños estadounidenses, como ya lo hacen en Europa y Canadá. Tenemos una nueva epidemia de diabetes infantil, obesidad, depresión y trastorno de déficit de atención (TDAH). Dada la creciente preocupación de médicos y padres sobre el posible papel de los colorantes alimentarios derivados del petróleo, no deberíamos arriesgarnos y hacer todo lo posible para proteger la salud de nuestros niños”, indicó el Dr. Marty Makary, comisionado de la FDA en un comunicado de prensa de la entidad.

Si bien hay incertidumbre con respecto a la relación de estos colorantes con enfermedades como el cáncer, debido a que la evidencia científica sobre su efecto en humanos no es concluyente, la principal preocupación es la exposición constante o permanente a estos colorantes debido a su presencia en cientos de comestibles ultraprocesados, especialmente en los menores de edad, principales consumidores de estos productos.

“Hay muchos estudios en el mundo que han buscado la vinculación que tiene una alimentación basada o que tenga un porcentaje importante de esos productos ultraprocesados (formulaciones industriales) con la morbilidad. La asociación es muy clara entre su consumo y una cantidad de enfermedades no transmisibles. Lo primero que se investigó fue la obesidad y, definitivamente, se encontró una relación. También se encontró una relación muy clara con las enfermedades cardiovasculares, la hipertensión arterial, la diabetes y con algunos tipos de cáncer. Una persona que tiene dentro de su dieta el consumo de alimentos sobreprocesados tiene mayor riesgo de padecer estas enfermedades, morir por ellas e, incluso, de morir más joven”, comenta Rubén Orjuela, asesor de la ONG conformada por la sociedad civil Red PaPaz.

La punta del iceberg

Esa lista de colorantes prohibidos en Estados Unidos es tan solo la punta del iceberg, afirma Rubén Orjuela, quien señala que la mayoría de los estudios que respaldan la aprobación de estos generan dudas. Adicionalmente, en su mayoría, son realizados por laboratorios o científicos relacionados con la industria, es decir, que no son estudios independientes.

“Normalmente son estudios pagados por las propias asociaciones de aditivos o las industrias alimentarias (...). Por ejemplo, el glutamato monosódico genera una cantidad de efectos secundarios a la salud, sin embargo, encontré que en el Codex Alimentarius (normas, códigos de y recomendaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO) se revisaron tal vez más de 100 artículos previo a su aprobación de uso, donde en todos aparecían efectos secundarios de diferente índole. Pero la conclusión, al final, fue que los fabricantes de alimentos podían utilizar el glutamato monosódico sin ninguna restricción en las cantidades que consideraran pertinentes; ¿cómo no le ponen por lo menos un límite?”, recalca el asesor de Red PaPaz, ONG que aboga, entre otros, por una alimentación saludable para los niños, niñas y adolescentes.

También, Orjuela considera que es necesario que se realicen estudios para monitorear qué pasa cuando una persona o un animal consume una combinación de colorantes artificiales. Se dice que hay más de 10 mil aditivos y es muy difícil poder determinar la nocividad o no de cada uno, por eso creo que esta es solo la punta del iceberg. Se debe determinar qué pasa, por ejemplo, si alguien consume frecuentemente una combinación de colorantes como el Rojo No. 3, el Rojo No. 40, el Amarillo No. 6 y el Amarillo No. 5”, añade.

¿En Colombia son un riesgo?

En el país, el uso de aditivos en alimentos es autorizado por el Ministerio de Salud y Protección social y regulado por el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (INVIMA). Lo anterior, a partir de las directrices de la Comisión Codex Alimentarius (CAC), un conjunto de normas y códigos para proteger la salud de los consumidores, promover prácticas leales en el comercio alimentario y garantizar alimentos inocuos y de calidad a todas las personas y en cualquier lugar. La CAC fue establecida por la FAO y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Pese a que en el contexto nacional existen diversos decretos que buscan regular las actividades relacionadas con alimentos, incluyendo su fabricación y procesamiento (Resolución 2674 de 2013, Resolución 1506 de 2011, Resolución 10593 de 1985, Decreto 2106 de 1983, entre otros), la legislación colombiana, históricamente, ha permitido el uso de una lista de colorantes sintéticos y artificiales, entre ellos, los derivados del petróleo como el Rojo No. 3, el Azul No. 1, el Verde No. 3, el Naranja B y el Amarillo No. 5.

Los colorantes (que inicialmente fueron de origen natural) se empezaron a incorporar en los alimentos debido a que estos perdían algunas propiedades durante su procesamiento, como el color. Si bien el uso de pigmentos es algo histórico, a partir de los años 80 aparecen tonos no tan naturales, como el azul, explica Briana Gómez, magíster en Ciencia y Tecnología de Alimentos y en Ciencias de la Alimentación y Nutrición Humana.

“Nuestra normatividad tiene unos límites máximos de uso, finalmente el productor se adhiere a la normativa, pero sí un infante, por ejemplo, consume cereales al desayuno que normalmente vienen coloreados, luego se come unas galletas que contengan el mismo colorante, después algún snack, otro producto de paquete o un helado que también lo contenga, esa exposición va a tener un efecto negativo en la salud”, manifiesta la profesora de la Escuela de Nutrición de la Universidad de Antioquia.

 

Ante la prohibición del colorante Rojo No. 3 por parte de la FDA, el INVIMA anunció en medios de comunicación (enero de 2025) que realizaría una revisión sistemática sobre la posición de la FDA y otros referentes internacionales para tomar una decisión informada y responsable, priorizando la protección de la salud pública.

 

“Lo que hemos hecho desde la sociedad civil ha sido avanzar en esta apuesta de regular la alimentación en los ambientes escolares y la publicidad. Tuvimos un gran desafío debido a que en este periodo legislativo el tema no se pudo debatir, igual vamos a insistir, a presentarlo en el siguiente semestre, estamos volcados a promover la alimentación real natural para que los colombianos entendamos que dentro de los alimentos ultraprocesados se encuentran también los colorantes. Cuando salió todo el tema de la FDA, la respuesta del INVIMA en Colombia no fue muy alentadora, es decir, que iban a empezar a analizar y que igual esto era un proceso a cinco años. Entonces, más allá de esperar ese tiempo, empecemos nosotros buscando cómo sustituir en algún momento este tipo de colorantes, para que nos volquemos a la alimentación real”, manifiesta Lina Cerón, coordinadora del proyecto Alimentación Sana de Red PaPaz.

La recomendación de académicos y expertos es procurar el consumo de alimentos naturales con un menor grado de procesamiento o transformación.

“No debemos olvidar la importancia de consumir alimentos con un menor grado de procesamiento, porque este tema de los colorantes sintéticos se decanta en los alimentos con mayor grado de procesamiento, es decir, procesados y ultraprocesados. La industria también debe repensar cómo se hacen los alimentos, porque la exposición a estos colorantes lleva también a una hiperpalatabilidad del consumidor, que siente el deseo de consumir y consumir el alimento”, comenta la nutricionista Briana Gómez.

Mientras en Colombia el futuro de este arcoíris de riesgos para la salud es incierto, la FDA en el país del norte del continente adelanta otras acciones que complementan la prohibición de estos colorantes artificiales derivados del petróleo y acelera la revisión para la aprobación de más colorantes como el fosfato de calcio, el extracto azul de Galdieria, el azul de gardenia, el extracto de flor de guisante de mariposa y otras alternativas naturales. A su vez, continúa con investigaciones sobre este tema para fundamentar mejor las decisiones regulatorias.

(FIN/JRDP)

24 de junio de 2025