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En 2024, Colombia tuvo el nivel más bajo de nacimientos en los últimos 10 años, con 445.011, lo que representa una reducción del 13,7% en comparación con 2023. De acuerdo con el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), es la primera vez en el país que la cifra cae por debajo de los 500.000 desde que se tienen registros. Académicos analizan las implicaciones económicas y las razones culturales asociadas.

 

Las políticas de bienestar deben adaptarse al contexto de contracción poblacional. Foto de Pixabay.com

 

Entre 2020 y 2024, hubo 841.000 nacimientos menos de lo pronosticado, estima Anif - Centro de Estudios Económicos. El número, explica la entidad en un comunicado, “equivale a un poco más que toda la población de Cúcuta”. También, expone que, pese a que menores tasas de natalidad están asociadas con un mayor ingreso per cápita, en Colombia la natalidad es baja con respecto a su nivel de ingreso.

La caída en el número de nacimientos puede traer impactos económicos, advierte el Centro de Estudios, y el sistema pensional “será cada vez más inviable”, manifiesta José Ignacio López, director de Anif. Con respecto a lo que él plantea, la profesora del Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la UNAL Medellín (FCHE), Johana Vásquez Velásquez, señala que una de las implicaciones más importantes es la reducción del bono demográfico, lo cual significa que la población en edad productiva, entre 15 y 64 años, debe ser alta con respecto a la de otras edades.

El bono demográfico, explica, es necesario puesto que la población joven contribuye al bienestar, en todos los niveles, de la más adulta: “En la medida en que esas pirámides se invierten, tendremos menos jóvenes sanos contribuyendo. Entonces, si no hay una reestructuración de los modelos de aseguramiento social o de bienestar social que se ajusten a estas transformaciones poblacionales y demográficas, habrá un colapso. La proyección es que el bono demográfico se agote en 24 años; es decir, el tiempo que hay para reformar los sistemas es más corto”.

La contracción poblacional es un fenómeno nuevo en Colombia, pero no en el mundo ni en Latinoamérica donde ya han atravesado esta situación países como Cuba y Uruguay, además de Chile que, por ejemplo, lanzó la Década del Envejecimiento Saludable 2021 -2030, con la que promueve el envejecimiento activo. Costa Rica, por su parte, adoptó un sistema universal de salud y protección social que cubre casi al 100% de la población de adultos mayores. “Hay lecciones aprendidas de las que nosotros podemos ir aprendiendo y anticipándonos”, llama la atención la docente.

En naciones como Alemania y Japón hay población en pirámide invertida e instauraron políticas asociadas a la caída demográfica; por ejemplo algunas relacionadas con otorgar incentivos para fomentar la natalidad y, otras, como promover el envejecimiento activo, de ahí la apuesta de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) por la educación a lo largo de la vida, como destaca la docente: “la educación ya no es solo para jóvenes”.

Ante el cambio poblacional y generacional se hacen necesarias las transformaciones y buscar las más pertinentes de acuerdo con el contexto, además de aprender de otras experiencias, pues algunos países han acudido, incluso, a fomentar la migración para promover la fecundidad, una política común en Europa que no ha resultado tan efectiva a criterio de la docente Vásquez Velásquez.

En los últimos años y a nivel internacional ha habido tendencia a reformar los sistemas laborales, por ejemplo, para permitir el trabajo flexible y prolongado, incentivar el voluntariado, las mentorías intergeneracionales, el emprendimiento del adulto mayor y las ciudades amigables con esta población, así como la ampliación de cobertura en los sistemas pensionarios con posibilidades mixtas (públicos y privados) y progresivas, ejemplifica la profesora de la FCHE. El mundo también se ha ido volcando hacia los análisis de las zonas azules, que tiene que ver con la población centenaria, otro asunto que, dice, es complejo.

¿Qué salidas puede haber? En materia económica hay experiencias interesantes y alternativas como los cambios en los patrones de consumo, como fue el caso de Japón donde, en algún periodo, el gasto a nivel interno fue aplazado y, al postergarse, se tuvo que acudir a estrategias de comercialización y venta externa.

Ese es solo un ejemplo que expone la profesora Vásquez Velásquez de lo que, comenta, son las oportunidades, “lo que pasa es que hay varias corrientes y si en cargos de toma de decisiones hay personas que no creen que eso es un problema (el decrecimiento poblacional), entonces no se van a acciones. En el caso contrario es posible anticiparnos”.

Una mirada social y cultural

Hay que tener en cuenta que el fenómeno de contracción poblacional que entregó el DANE obedece a una transformación estructural que viene desde mediados del siglo XX y se ha ido estructurando en los últimos 75 años, según Rosa Emilia Bermúdez Rico, profesora del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad del Valle.

Cuando el DANE anunció la baja en el número de nacimientos para el 2024, la directora de la entidad, Beatriz Piedad Urdinola, llamó la atención acerca de que en el país no hay políticas para incentivar a las mujeres a tener hijos ni tampoco para responder a la contracción poblacional.

De acuerdo con la docente Bermúdez Rico, este es un cambio intergeneracional, las mujeres en edad reproductiva están expresando un cambio en los patrones de natalidad, lo cual obedece a procesos sociales como el acceso a la educación, al trabajo y al “cambio de mentalidad” sobre el rol de las mujeres en las relaciones de pareja y en la sociedad. En ese sentido, considera, la mirada debe ir más allá y no abarcar solamente el asunto de la maternidad.

La profesora reflexiona sobre el uso de la píldora anticonceptiva, que se introdujo en Colombia en la década del 60; sin embargo, dice que las generaciones más recientes la han empezado a utilizar a más temprana edad y deciden tener hijos a edades más adultas. La contracción poblacional, reitera, no es estrictamente una dinámica económica, sino que tiene base en “expectativas de vida totalmente cambiantes y transformadoras”.

“Como al concepto de feminidad y en últimas, el de ser mujer, históricamente ha estado bajo la pretensión de dominio por parte de los hombres en su narrativa masculinizante de un mundo hetero-centrado donde cada quien tiene un papel, lugar o rol que cumplir y que generalmente para la mujer es violento simbólica y físicamente, se ha creído y aún hoy defendido, que la realización última de la mujer se logra únicamente con el hecho de ser madre, no sin antes haberse preparado en la lógica de ser novia-esposa. Es un discurso y práctica engañosa, en la cual convergen tristemente los discursos de la ciencia y la religión y para el caso, la economía” dice Oliver Augusto Tabares Osorio, profesor del Instituto de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad de Medellín.

Añade: “las mujeres han logrado a pulso un espacio protagónico a través de una serie de luchas, movimientos, de filosofías, de maneras de estar y modos de actuar, frente a cómo han sido tratadas y el lugar que se le ha dado en la historia, sobre todo en la cultura occidental y mucho más en el desarrollo del modo o modelo de producción capitalista”.

Él está de acuerdo con la docente Bermúdez Rico en cuanto a que la contracción poblacional tiene que ver con un cambio de paradigmas asociado con luchas de orden social y “asuntos de reivindicación. El problema que hay es que pareciera que la economía es la que dirige los asuntos de la vida, pero nos damos cuenta que, vistos como deterministas, los sistemas económicos son increíblemente frágiles”.

Para Tabares Osorio, no se trata de poner la maternidad y la productividad como una disputa, sino que es importante no solo que se tengan en cuenta los cambios poblacionales sino también sus razones, “y eso implica el entendimiento del mundo”. El concepto de la familia, destaca, ahora es heterogéneo.

Lo siguiente, a consideración de la docente Bermúdez Rico, es “cambiar el chip”. La preparación y el cuidado debe volcarse a la población adulta y disminuir la inversión que se hacía a la niñez y la adolescencia en altas coberturas de políticas sociales. Desde el punto de vista económico, Vásquez Velásquez menciona que igual hay que esperar las cifras actuales, pues el análisis puede darse de otra manera si la natalidad repunta; por su parte, la profesora de la Universidad del Valle mientras invita a hacer una mirada social puesto que es difícil que procesos como estos se reviertan, porque culturalmente son patrones que se arraigan.

Finalmente, para Tabares Osorio es claro: “estamos llamados a crear otras formas de las políticas, unas que sean diferentes a las tradicionales”.

(FIN/KGG)

5 de mayo de 2025